¿Se deben evitar las conversaciones difíciles?

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Si bien las conversaciones difíciles pueden ser incómodas, son una parte necesaria de la vida laboral.

¿Cómo tener conversaciones difíciles de manera efectiva?

Aquí hay algunos consejos para tener conversaciones difíciles de manera efectiva:

  • Prepárate: Antes de tener una conversación difícil, tómate un tiempo para pensar en lo que quieres decir. ¿Cuál es tu objetivo? ¿Qué necesitas lograr?
  • Sé respetuoso: Incluso si estás en desacuerdo con alguien, es importante ser respetuoso. Evita los ataques personales y céntrate en los hechos.
  • Escucha: Es importante escuchar lo que el otro tiene que decir, incluso si no estás de acuerdo con él. Intenta entender su punto de vista.
  • Sé abierto a nuevas ideas: Es posible que tengas que cambiar de opinión sobre algo después de tener una conversación difícil. Sé abierto a nuevas ideas y soluciones.
  • Sé paciente: Las conversaciones difíciles pueden tomar tiempo. Sé paciente y no te desanimes si no ves resultados de inmediato.

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Aprender a tener conversaciones incomodas

Cuando las personas son capaces de tener conversaciones difíciles de manera efectiva, pueden construir relaciones sólidas, resolver problemas y mejorar el rendimiento.

El miedo a lo desconocido también juega un papel importante. Cuando nos enfrentamos a una conversación incómoda, a menudo no sabemos cuál será el resultado. Esta incertidumbre puede causar ansiedad, lo que a su vez nos hace evitar la situación.

Además, las personas podemos temer el rechazo o el juicio de los demás. Nos preocupa cómo nos percibirán los demás si decimos algo desagradable. Nos importa nuestra imagen social y tememos que estas conversaciones puedan dañar nuestras relaciones.

Conversaciones incomodas

Algunos de los principales miedos que tenemos a la hora de afrontar una conversación incómoda incluyen:

El miedo al rechazo: Tememos que si decimos o hacemos algo que la otra persona no le gusta, nos rechazarán. Este miedo está arraigado en nuestra necesidad de aceptación social.

El miedo al conflicto: Muchas personas tienen una aversión natural al conflicto y prefieren mantener la paz, incluso si eso significa evitar conversaciones difíciles.

El miedo al cambio: Las conversaciones difíciles a menudo resultan en cambios, ya sean en nuestras relaciones o en nuestras vidas en general. El cambio puede ser aterrador, especialmente si nos sentimos cómodos con el status quo.

El miedo a herir a los demás: Nos preocupa que nuestras palabras o acciones puedan causar dolor a la otra persona. Este miedo a menudo nos impide decir cosas que necesitan ser dichas.

Enfrentar estos miedos y manejar situaciones incómodas es un aspecto crucial del crecimiento personal. Es un proceso que requiere práctica y paciencia. Saber hacerles frente a conversaciones incómodas nos volvemos más valientes, más auténticos y, en última instancia, más capaces de manejar los desafíos de la vida.

Aun cuando percibamos que este tipo de conversaciones nos saquen de sitio o nos enerben, debemos de tratar de suavizarlas para poder llegar a finales beneficios, caso contrario terminaremos inmiscuidos en conflictos.

Igual sucede cuando iniciamos una charla o conversación, o caemos en un tema político, en ese caso, casi siempre los protagonistas quieren tener la razón, en ese caso mejor es optar por omitir criterios y así evitamos que los demás se enfurezcan.

Fuentes: Business Coaching School, http://risbel

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