Cada vez que nos caemos, nos duele y ese dolor nos impacta que muchas veces nos detenemos y ya no seguimos intentando realizar lo que nos llevó al suelo.
Caerse nos es perder como siempre o la mayoría de veces lo hemos pensado o lo hemos escuchado, caerse es saber tener la fortaleza para empezar con más fuerzas, aunque nos cueste más esfuerzo, aunque nos duela, aunque sintamos que desfallecemos, solo al caernos y levantarnos, sabremos realmente de que estamos hechos.
Y al saber de qué estamos hechos, seremos capaces de saber hasta dónde podemos llegar y lo que somos capaces de lograr, no hay triunfo sin derrota previa, no hay sonrisas sin antes no haber probado una lagrima, no hay ganancia, si no hemos experimentado una perdida.
Por eso cada vez que las circunstancias nos aprieten y nos lleven al suelo, es allí donde debemos de sacar las fuerzas necesarias para poder levantarnos y seguir intentando. Edison realizó más de mil intentos hasta descubrir cómo podría alumbrar la bombilla, y ese es un claro ejemplo de perseverancia y hasta de tozudez, pues nada que sea duradero, llega fácil.

Aun cuando lo intentemos y no resultare, siempre hay las alternativas para encaminar nuestros propósitos y objetivos, quizás ese no sea el camino, pero la meta será siempre la misma, no hay pasado que merezca ser recordado, si no es para aprender y enrumbar nuestro camino.
«Solo quien ha cargado el saco, sabe realmente lo que pesa»
Con la perseverancia, la valentía, la decisión, la empatía y sobre todo las ganas de vencer los obstáculos que a cada paso se nos presenten, pues el camino empedrado muchas veces nos retrasa los objetivos, más ese retraso nos da la sabiduría para resolver los problemas cuando se presenten.
Asimilar de los errores, es lo más recomendado, solo así seremos consecuentes con lo que pensamos y con lo que queremos, los pensamientos y los deseos de conjugan en una sola palabra DESICIÓN
Por: Rosendo Villavicencio ¿Cómo fortalecer la educación de calidad en el Ecuador?
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